Durante las últimas décadas, el concepto de salud ha evolucionado. Ahora en lugar de hacernos las revisiones y consultas médicas de rutina para confirmar que todo esté bien en nuestro cuerpo, de igual manera, consultamos nuestra salud mental y emocional con un especialista.
Para alcanzar y mantener un bienestar general normalmente recurrimos a buenos hábitos como lo son: descansar adecuadamente, hacer ejercicio con regularidad y tener una dieta balanceada y saludable. Pero ¿sabes cómo nuestra alimentación puede impactar nuestra salud mental y emocional?
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¿Por qué la nutrición es importante para la salud mental?
Tener una dieta nutritiva no sólo nos ayuda a mantenernos saludables, en forma y con energía, sino que juega un papel notable para el cuidado de nuestra salud mental y emocional.
Una alimentación que brinde todos los nutrientes esenciales nos ayudará a evitar que haya cualquier deficiencia, optimizando las condiciones de todo nuestro cuerpo. Algunos estudios revelan que las personas que habitualmente no llevan una dieta saludable tienen mayor probabilidad de presentar síntomas de depresión u otros padecimientos .
Expertos indican que en efecto existe una relación entre los nutrientes que ofrecen ciertos alimentos y un bienestar emocional. Los estudios en los que se basan demuestran que las personas con padecimientos de salud mental usualmente carecen de ácidos grasos Omega-3, vitaminas B, minerales, aminoácidos y ciertos nutrientes dietéticos.
La ansiedad, enemigo silencioso: Nuestra salud mental es una parte fundamental para nuestro bienestar. Las afecciones relacionadas influyen en la manera de sentir, pensar y comportarse.
¿Qué ocurre dentro de nosotros?
Los alimentos que ingerimos afectan la cantidad y tipos de bacterias en nuestro tracto gastrointestinal/intestino. Todos tenemos bacterias patógenas (malas) y bacterias simbióticas (buenas) en nuestro intestino.
Al comer alimentos ricos en fibra, estas fibras no son absorbidas ni digeridas por nosotros. Sino que son enviadas a nuestro intestino grueso donde son fermentadas.
Cuando alimentamos las bacterias simbióticas con estas fibras las ayudamos a crecer, y por ende, aumentan los beneficios producidos por estas bacterias. Entre estos productos podemos encontrar: Vitamina K, biotina, ácidos grasos de cadena corta y algunos neurotransmisores.
Uno de los neurotransmisores producidos es la serotonina. De hecho, se estima que alrededor del 90% de la serotonina es producida por nuestro intestino. Más a su favor, este neurotransmisor, además de regular nuestro estado de ánimo, también regula el sueño, apetito, entre otras funciones corporales.
Nuestro cuerpo requiere de serotonina para producir melatonina, hormona que promueve el sueño adecuado, un aspecto importante para la salud mental. Los bajos niveles de serotonina conducen a un aumento de antojos de carbohidratos, esto puede llevar a un pico y caída en el azúcar de la sangre, causando aún más antojos.
¿Qué alimentos son los ideales para la salud mental?
Estudios han revelado que algunos patrones alimenticios pueden reducir el riesgo de padecimientos de salud mental. Dentro de estos patrones se debe incluir: frutas y verduras, proteína magra, granos integrales, productos lácteos bajos en grasa, cantidades sumamente moderadas de sodio, grasas saturadas y azúcar agregada.
Una de las dietas más recomendadas y que incluye los alimentos previamente mencionados es la dieta mediterránea. Esta dieta se caracteriza por ser un estilo de vida o modelo de alimentación que pretende brindar el mayor beneficio a quienes la siguen, a través de un patrón alimentario saludable y equilibrado.
Entre sus principales características se encuentran la ingesta de frutas y verduras distinguidas por gran aporte de fibra, antioxidantes y vitaminas; el consumo de carne blanca en mayor proporción que la carne roja; apostar por cereales integrales, entre otros.
Los padecimientos de salud mental afectan alrededor de 264 millones de personas alrededor del mundo. Es importante indicar que en su mayoría, estos casos no pueden ser tratados solo con una optimización en nuestra dieta, por lo que hay que acudir con especialistas para recibir la ayuda y tratamiento adecuados.